La bienvenida

Para qué hablar cuando no hay nada que decir.

Frase del Día

"Mientras no elijas, tendrás la oportunidad de hacer lo que quieras"

Las posibles vidas de MrNobody

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martes, 12 de junio de 2012

Rastros

En una cama vacía de sábanas blancas,
hay dos heridas que sangran,
solo encogerte en la almohada,
cerrar los ojos y esperar a la llamada.
Cada luna es un instante,
cada momento que usaste, se esfumó.

Él siempre quiso ser la luz del camino,
pero cada mañana dejó de serlo,
para terminar en un baúl con sus recuerdos.
Las nubes cada vez más espesas,
impidieron ver el regalo más ansiado,
y era el momento en que ya rezas,
por escuchar un susurro de su voz.

Y era el viento que te encoge,
te encoge el alma en un silencio de lamento,
gritas al vacío y gritas en silencio al viento.
No hay sonido que te envíe una señal,
tan solo tratas de poder procurar
un rastro de aquel hermoso recuerdo.

En una cama vacía de sábanas rojas,
hay una herida manchada de lágrimas,
de sonrisas forzadas para llamar.
Llamar a quien quiera oir. Y si al final,
tocas en otra puerta, veremos qué pasará.

Él siempre quiso mirar más allá de la verdad,
tuvo que soñar, en un instante más
y ver aquello que, solíamos rezar:
"nada nos podrá dejar en un triste azar"
Luchadores de elogios fríos,
sabedor de sufrimientos ajenos... Ahora, míos.

Es un dolor. Uno tan sólo. Qué triste es.
Un agujero en el estómago que ruge,
ruge como si de hambre quisiera comer,
pero nada más entrar. Duele. Vuelve a doler.

En una cama vacía sin sábanas limpias,
nos giramos en la oscuridad,
volamos a nuestro sueño,
y quise realizar, un salto mortal.
Un salto mortal a la eternidad,
donde yo pueda ver, que al final,
estamos donde debemos estar,
tú en un rincón y yo al fondo queriendo
tener tu mano tendida y poderte tocar.

En una cama. No hay nadie ya.
Nos levantamos, nos miramos.
Nos despedimos y nos besamos.
La historia [no] debío aquí terminar.




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domingo, 10 de junio de 2012

O quizás no... Maldito quizás no

Puede ser que cuando empezábamos a describirnos las cosas no salían tal y como queríamos. Pudimos describirnos de la forma que queríamos que nos vieran, o simplemente como uno quiere verse. Puede que en ese entonces, uno quisiera encontrarlo, y la otra persona también lo quisiera pero tenía miedo. Miedo a nada, pero miedo a todo. Era una sensación de querer lanzarte pero que al mismo tiempo, recordar la sensación de nada, del vacío. La oscuridad. 
Hablan de la esperanza, la paciencia, el tiempo y no sé cuántas palabras más que, como placebo para muchos es ideal, pero para otros es una morfina que adormece, poco a poco, pero cuándo pasa su efecto, la sensación y lo que tienes dentro vuelve a salir y magulla, y a veces demasiado.

Nada es imposible, dicen, pero nada es posible, dicen. ¿Entonces? Nada puede escapar a la ambigüedad de un camino. Sí, muchos lo llaman camino, otros podrán llamarlo vereda, paso, o cualquier nombre, pero en todos existe un elemento común: su longitud. Podrán ser de mil formas, pero todos serán largos, sinuosos (algunos más que otros) e incluso, con muchas piedras en el camino y espigas. O quizás no. Ese es el problema "o quizás no". Podremos pensar, debatir, reflexionar, convencernos a nosotros mismo de una idea, pero al final siempre en tu cabeza, que podrá ser tu conciencia o bien tu alma, la que en un momento te dirá "o quizás no", y seguramente vendrá seguida de una razón, muchas veces rara, estúpida y otras veces con sentido pero que sea también como las primeras, y aquí yo digo: o quizás no.
Ejemplos fáciles: "Quiero estudiar Medicina... O quizás no, nunca me ha gustado tratar con ancianos"; "Quiero vivir y trabajar en otra ciudad... O quizás no, tengo aquí a toda mi familia, y allí nada". Después otros ejemplos más internos: dejarla ir, dejar que se quede, querer irte, querer quedarte y así en un largo etcétera que nada mas sea formulado lleva consigo el "o quizás no". ¿O quizás no que? Esa formulación no deja tiempo a la improvisación. Pero no se trata de una improvisación acerca de hacer algo sin pensar si debes o no debes, o si lo sientes, si no de tener esa idea en la cabeza, de querer y sentir hacerlo, pero que luego no lo hagas por miedo a nada, por miedo a todo.

Realmente, existe una conexión, nada es todo y el todo es nada. Y si al final por considerar que nada es todo, no hacemos algo; y por considerar que todo es nada lo hacemos, la consecuencia es la misma: perder. Perder a jugar por miedo o por azar.

Me gusta el azar, me ha parecido algo atractivo a la hora de vivir. Cierto es que el azar es algo difuso pues incluye terminar siendo quien no somos o quizás es porque tanta gente ha usado el azar de forma indiscriminada que ahora, ser azar, es ser una parte prescindible de la sociedad... O quizás no. Maldito quizás no.

Quiero algo, lo quiero con mucha intensidad, con muchas ansias cada vez que lo pienso. Luego, o quizás no. Quizás deba dejarlo ya, y aprender. Pero, es que ya he aprendido. Mucho. Ya lo he dicho muchas veces, está asimilado, lo sé. Además conozco los hechos, los antecedentes, el por qué de algo y el por qué de nada. Lo conozco... Pero, ahora no depende de mí... o quizás no. Maldito quizás no.

Y el problema de siempre: una vez decidido lo que queremos y obviado el "o quizás no", toca hacerlo. Ponerse en acción y llevarlo a cabo, aparece el miedo. El miedo temporal. Lo llamo miedo temporal porque es aquél en el que pensamos "debo hacerlo ahora, esperar a más adelante o qué hago". Si lo haces ahora, corres el riesgo de precipitarte, si esperas a más adelante, pues haber esperado demasiado y si quedaba esa oportunidad, se fue. Tal cual estaba esperando por ti como se harto de ello... O quizás no. Maldito quizás no.

Y ahora, ¿qué hacemos? ¿Qué digo? ¿Qué toca hacer ahora? Pues entonces ahora, creo, espero o quizás imploro, una señal, o varias... No sé si ya las tuve o lo que yo consideré señales sólo lo fueron en mi cabeza, y en realidad, esa odiosa realidad, es que no fueron señales... Pero ahora toca, correr. Correr como si fuera la última acción por hacer. Correr tan rápido como nos sea posible. Correr y cuando hayamos llegado al final de la carrera, saltar. Saltar al vacío y jugárnosla a todo o nada. Podrás arrepentirte de eso, de habértela jugado, pero por experiencia, y muchos lo saben, que duele más arrepentirse por no haber saltado y no conocer si hubo o no posibilidad de lo que fuera deseado...

Por eso, es hora de correr y saltar, ¿lo harás?¿correrás y saltarás?.  A mí no me toca correr, porque ya lo hago, es más poco me queda para saltar, y cuando llegue saltaré... O quizás no. Maldito quizás no.

(Si lo hago, espero que cuando salte estemos ambos en el aire)







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