100 Versos que nada describen
Y ahora pretendo
esquivar la verdad,
no por ignorarla
sino por no querer
aceptar que las
cosas vienen y van.
Los hechos, este
hecho, son perfectos,
ya no puedo
evitarlo pensar o querer,
que todo ya ha
pasado, está hecho.
Que en años le he
escrito a la Luna,
por lejanía y
tenerla siempre cercana,
siempre que pensé
nunca alcanzarla,
y ahora tan cerca
y es tan sólo una.
Tantas veces cerré
los ojos,
como el pájaro
bate sus alas,
y todo por ver una
sonrisa dibujada,
y en su rostro
entrar y no salir jamás.
Pudo ser cualquier
día, pero ese exacto
fue el mejor. El
mejor elegido y nada más.
Las cosas son,
porque se dejaron ser,
y ahora te cuento,
esta historia.
Que como quisiera
no olvidarla,
cada minuto, cada
instante,
es una amenaza
para conquistarla.
Cada día supone un
nuevo azar,
pero que cumple
con la sorpresa:
de verla cada día
y nunca desaparecer.
Como no fijar la
mirada en sus ojos,
cómo no admirar su
aroma,
cómo no querer sus
efectos,
cómo no recordar
su color de pelo.
Que ya no se cómo
decirlo,
las cosas suceden,
y sucedió.
Eligió mal, ahora
soy su perdición.
Ella para mí, un
regalo diario.
Y es aquí donde yo
siempre gano.
Podré decirlo
tantas veces hagan falta,
pero que mi razón
de ser no oculta,
que su gracia en
mí es necesaria.
Que días como
estos la añoré,
y en noches
diferentes la tuve;
y en el sueño la
besé.
Pero ojo altivo el
mío,
no son sueños los
que un loco ve,
sino el pulso
acelerado al ver,
que lo que ve ya
no es sueño,
es realidad. Es
conocido. Es verdad.
Fue un suceso de
un segundo exacto,
tan cercana estaba que era
imposible,
no querer tocarla;
quedarme impasible.
Fue una noche,
para muchos cualquiera,
para mí ahora un
gran suceso que,
nunca ahora
olvidar un hombre debiera.
A partir de ahí,
un regalo lo es ella.
Da igual, temprano
o tarde.
No importa la
espera, si al menos
un tiempo se pasa
con su presencia.
Pero, ¿quisiera
parar el tiempo?
No, porque cuanto
más pasa,
más la miro, la
quiero,
más la deseo, más
la preciso.
Que cada día es un
nuevo hecho,
y los hechos de
este ser,
son los equívocos
caminos
de mí hasta llegar
a dónde estoy.
Todo lo que tengo,
todo lo que soy,
ahora no importa,
si mi objetivo
no es la
satisfacción propia,
sino ver su
sonrisa en su cara,
que siempre esté
dibujada.
Han pasado días,
semanas y mes.
Y aún pienso, que
todo va al revés.
Han pasado días,
semanas y mes,
y ahora parece que
todo va bien.
¿A caso hay fecha
de caducidad?
¿A caso debo tener
miedo?
Para qué
preguntar, si este presente,
es mi futuro, que
se cumple a veces,
otras tantas
parece que no.
Para qué dudar, si
ella es mi duda,
a la vez que mi
seguridad. Sólo una.
Para qué pensar,
si uno puede sentir,
para qué hablar.
Para qué escribir.
Qué cosas suceden
en el momento,
que cuando cansado
no pienso,
en mi mente estás
y ya no lo entiendo.
Para qué
entenderlo, si me gusta
y así lo quiero.
Son los hechos de
una persona,
que siempre repite
y se describe
loco sincero poeta, que en las noches
escribe,
y por el día
sueña.
Ahora ya no. En
las noches anhela,
y en el día ya
siempre desespera,
por alcanzar, por
tocar, algo que una vez,
muchos y yo
consideramos una quimera.
Puede que me extienda en
demasía,
pero lo necesito
para aclarar que,
ya no es oro lo
que busco,
sino un lugar
donde guardar el recuerdo,
de cada día
vivido: un día perfecto.
Cuenta ahora los
versos escritos,
y llegado a la
centena que nada describen,
pero sólo digo, aquí comenzó mi nueva Era