Si pudiera entender cuanto pasa por tu mente,
sabría que no hay cosa mas bella
que el deseo de saber usarte por siempre,
no escapas a su control. Eres de ella.
Jamás perseguí encontrarla tan viva,
ella desnuda caminó entre charcos de agua,
con cabeza bien alta, bella y mirada altiva,
prendado queda de intenciones es ambigüa,
tiende su mano para ser tu ayuda,
la coges y la miras, sincera y esquiva,
dulce escalofrío el que pasa por la cabeza,
es ahora o nunca, plasma lo que oyes y ves,
nunca podrás recordar tan simple proeza.
Vuelan las palomas a su balcón ennegrecido,
sus alas rodean a su frío y virgen cuerpo,
dicen de ella muerta la habían creído,
en nadie se le halla las caricias puras.
Creyeron de gran virtud ya había desaparecido.
A ellos les digo: tiritan mis manos por alcanzarla,
no hay vida sin arte. Y sin arte no hay obra.
Y sin obra, mi vida, se termina quedando sola.
Papel y lápiz son sus alas, mi mano su guía,
es su gloria mi sustento que dejo en Castilla.
A ella rescaté. Como muchos me precedieron,
de mis ideas vivo y ellas me perdieron,
su aroma pan de cada día,
un susurro, inspiración de su alma mía.
Es esta rara sensación, que muchos ignoran,
la que mis sentimientos aceleran.
No todo lo he vivido, no lo he querido,
es esto una cruz que añorarán,
porque de cruz es moneda, de moneda es obra
y de obra termina con unos versos que asombran,
quien lea lo que digo, sabe como lo sigo,
de finales exahustos me defino,
y ella desnuda y yo con mi virtud
se acaba la obra, en fin, esa fue mi juventud.
sabría que no hay cosa mas bella
que el deseo de saber usarte por siempre,
no escapas a su control. Eres de ella.
Jamás perseguí encontrarla tan viva,
ella desnuda caminó entre charcos de agua,
con cabeza bien alta, bella y mirada altiva,
prendado queda de intenciones es ambigüa,
tiende su mano para ser tu ayuda,
la coges y la miras, sincera y esquiva,
dulce escalofrío el que pasa por la cabeza,
es ahora o nunca, plasma lo que oyes y ves,
nunca podrás recordar tan simple proeza.
Vuelan las palomas a su balcón ennegrecido,
sus alas rodean a su frío y virgen cuerpo,
dicen de ella muerta la habían creído,
en nadie se le halla las caricias puras.
Creyeron de gran virtud ya había desaparecido.
A ellos les digo: tiritan mis manos por alcanzarla,
no hay vida sin arte. Y sin arte no hay obra.
Y sin obra, mi vida, se termina quedando sola.
Papel y lápiz son sus alas, mi mano su guía,
es su gloria mi sustento que dejo en Castilla.
A ella rescaté. Como muchos me precedieron,
de mis ideas vivo y ellas me perdieron,
su aroma pan de cada día,
un susurro, inspiración de su alma mía.
Es esta rara sensación, que muchos ignoran,
la que mis sentimientos aceleran.
No todo lo he vivido, no lo he querido,
es esto una cruz que añorarán,
porque de cruz es moneda, de moneda es obra
y de obra termina con unos versos que asombran,
quien lea lo que digo, sabe como lo sigo,
de finales exahustos me defino,
y ella desnuda y yo con mi virtud
se acaba la obra, en fin, esa fue mi juventud.
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